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27 Cuando se quiere dar amor, hay un riesgo: el de recibirlo. Moliere   por   Alguna
 
 
AnaAbregu 12/25/2011 | 11:07:39 a.m.  
 
Apareció la píldora del olvido
Quiero olvidar olores y dolores.
Tags:
  relato   cuento   Ana Abregú   escritora argentina   literatura   literatura latinoamericana   metaliteratura   novelas
 

Parece que la memoria, o sus procesos de reserva son productos de una enzima cerebral llamada PKM Zeta. Actualmente se aplica sobre ratones, y se ha comprobado que inhibiendo esta enzima, se pueden borrar cosas aprendidas que estaban en la memoria.

El asunto es un tanto extraño, más allá de las cuestiones filosóficas, porque después de todo es el cerebro el que nos diferencia de los animales, de manera que si en un ratón se pueden producir procesos que luego servirán para nosotros, de manipulación de  la memoria, a mi me gusta pensar que entonces se puede invertir la idea y colocarle al cerebro del ratón procesos que tenemos nosotros en nuestro cerebro, más precisamente en la memoria.

Se me ocurrieron varias cosas al respecto que me interesaría que el ratón tenga en su cerebro y yo pudiera desalojar del mío.

Por ejemplo, me acuerdo aquel verano en que me leí los 3 primero tomos de “En busca del  tiempo perdido” de Proust, me resultó tan agobiante la lectura, en el sentido de la cantidad, no de la obra, que es magnífica, que no pude continuar con los otros tomos.

Entonces yo imagino esto: tener algo así como una resma de ratones.

Tomo al ratón uno, le pelo una oreja con forma de uno, y le paso a ese espécimen el recuerdo del tomo I, tomo el segundo ratón y le paso la lectura del tomo II, y así.

Voy teniendo una biblioteca de ratones, en vez de una de libros, a los libros los leo una sola vez, y así, los voy inyectando en los ratones.

Yo a mi vez, me voy vaciando, desalojando e incluso seleccionando, por ejemplo, para qué quiero recordar el primer amor, o la primera derrota, o todos mis fracasos, así, voy deshaciéndome de esos recuerdos y adquiriendo ratones.

Luego, cuando quiera recordar algo, tomo el ratón correspondiente, le extraigo el recuerdo y me lo reinyecto nuevamente.

He pensado incluso en los problemas que acarrean los nuevos procedimientos.

Por ejemplo, el hecho de que los ratones se alimentan: hay que mantenerlos; pero se compensa bastante con el ahorro en reproducción, para tener nuevos recipientes contenedores de memoria, se deja al ratón macho y a una hembra, sueltos, ellos se encargarán de reproducir nuevos recipientes.

Otro asunto es el lugar en donde deben vivir, lo que antes ocupaban las bibliotecas, ahora tienen que ser cajas de ratones, habría que pensar un buen modo de mantener limpias las biblioteca de ratones e incluso generar un desodorante especial para ratones.

Un problema mayor es la duración, los ratones viven alrededor de dos años, pero el mundo científico siempre presenta una solución; he leído también, que apareció un procedimiento que asegura prolongar la juventud, y es nuevamente en los ratones que se conocen los excelentes resultados.

Se procede  a inyectar radicales libres en los ratones y se les regula la dieta  acostumbrándolos a comer todo tipo de alimento que estimula la generación de radicales libres.

Se combina incluso con otras estrategias de prolongación de la vida, como  la inyección de una proteína llamada p53 que es un antioxidante. Los antioxidantes eliminan los procesos de envejecimiento que atacan a las células vivas.

Por allá, en un  artículo anterior: Evidencia sobre lo improbable, en donde expuse las razones de por qué el murciélago es un bicho de otro planeta, uno de los motivos importantes está relacionado con el hecho de que justamente la razón por la que el murciélago no envejece es porque se conoce que tiene la proteína p53 tan desarrollada que no se oxida.

Y ese hecho, además de los ya expuse en ese artículo, hacen que el murciélago sea otro de los candidatos para poblar las bibliotecas.

Bajo el lema de ratones o murciélagos sí, libros no, estamos apoyando a la ciencia.

Tengo un plan: consiste en reservar los murciélagos y ratones más robustos y aptos para determinados autores, a esos ratones, los llamo a, por ejemplo, los a y los A, para diferenciar los que vuelan de los que no, esos tendrían las obras completas, tendría que crear algún tipo de código que identifique a cada súper A o a, con las obras completas de Proust, de Sartre, de Macedonio y así.

Es decir, la superficie volumétrica del ratón A o a, debe tener en cuenta la superficie necesaria para grabarle un código.

Pensando en todas estas actividades, se contribuye también al problema de la desocupación, el cuidado, reproducción, grabado de código, procesos de inyección de ratones o murciélagos y todo tipo de actividad inherente al mantenimiento de la biblioteca de ratones, generaría una serie de puestos nuevos, profesionalizables, que bien podrían ser competencia de las universidades, ya que es la institución encargada y responsable de la transmisión de conocimiento científico.

No sé ustedes, pero yo, estoy preparándome adecuadamente para los nuevos tiempos que vendrán.

Otro uso importante sería el de almacenar videos en ratones, lo que produciría una interesante paradoja, el famoso ratón creado por el visionario Disney, que hasta hoy está en los medios visuales, sería ahora un personaje dentro del cual se podría mantener un medio visual.

Algo así como un ratón babushka, un ratón que contiene a un ratón que a su vez contiene otro ratón, y así.

El único problema filosófico que se me plantea es decidir si esta nueva forma de distribución de mi memoria no sería algo así como una forma alternativa de persona-grupo, como el personaje de Sturgeon, solo que este esquema, sería una mujer y los ratones el conjunto de memoria que constituyen a la persona completa.

 

Licencia Creative Commons
Este obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.

Ana Abregú.

www.metaliteratura.com.ar

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