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27 Nadie nos pertenece, salvo en el recuerdo. John Updike   por   Alguna
 
 
AnaAbregu 10/27/2011 | 06:03:44 p.m.  
 
La poesía y su expresión, Trilce
Césas Vallejo, Trilce
Tags:
  Trilce   Trílcico   César Vallejo   Ana Abregú   poesía   crítica literatira   poemas   ensayos
 

Inspirada en los interesantes conceptos que se han vertido en referencia a la poesía, en otros post (En el doblez de la mirada, Liliana Celiz), se me ocurrió comentar al poeta Cesar Vallejo, aunque la controversia entre entendimiento, intención y expresión poética ha despertado ciertas incomodidades pienso que todo intercambio de opiniones es beneficiosas en el interés de la literatura, en este caso de la poesía.

Cesar Vallejo, escritor peruano,  periodista, narrador, pero fundamentalmente poeta porque fue uno de los grandes innovadores en colocar a la poesía en el siglo XX, y ya no hubo vuelta atrás, nadie como él para revelar la forma y el fondo de la expresión escrita. No me voy a extender en su biografía, que es rica, extensa y la recomiendo, sino específicamente en su poesía, más particularmente en su poemario Trilce, la cual ha revolucionado el mundo de la letras, a tal punto que se habla de un “lenguaje trílcico”, en el sentido que ha creado una nueva forma de expresión con esta propuesta (tal vez muchos lo conocen por ser el autor de Los Heraldos Negros, que en su momento fue lo que lo destacó como poeta).

Trilce fue publicada en 1922 y en ese momento la primera reacción fue tildarlo de “disparate juvenil”, rechazada y hasta repudiada, tuvo que ser tomada en serio, porque Cesar Vallejo era en ese momento ya un poeta premiado y estaba haciendo su huella.

Al desconcierto inicial surgió la pregunta de por qué o qué había escrito el poeta, al que se comenzó a llamar con el mote de “brujo”, porque  Trilce se presentaba como un escrito enigmático e inentendible, más propio del estilo de conjuros que de poesía.

Hubiera quedado en el olvido, si no fuera que una publicación española lo extrajo del olvido en 1930. El título original era Cráneos de bronce; cuenta su biógrafo una anécdota en referencia a cómo se convierte en Trilce, que no tengo ganas de comentar, pero sí destacar que Trilce es una palabra construida que no tiene significado más que como título del poemario, y ya con ese hecho marca la distinción y curso de esta poesía que hará historia, es único desde el título y en la propuesta.

El poemario consta de 77 poemas sin títulos, numerados con dígitos romanos. Esta peculiar estructura trilceana hace sospechar que cada poema de Trilce es una unidad subsistente por sí misma y en sí misma.

La influencia literaria y época histórica en que Trilce irrumpe es importante, pero dejaré para los curiosos el investigar a fondo ese aspecto, quiero llegar al menos a una de las unidades de Trilce, que me propongo comentar.

Elegí para ello el siguiente:

 

IX

 

Vusco volvvver de golpe el golpe.
Sus dos hojas anchas, su válvula
que se abre en suculenta recepción
de multiplicando a multiplicador,
su condición excelente para el placer,
todo avía verdad.

      Busco volvver de golpe el golpe.
A su halago, enveto bolivarianas fragosidades
a treintidós cables y sus múltiples,
se arrequintan pelo por pelo
soberanos belfos, los dos tomos de la Obra,
y no vivo entonces ausencia,
                    ni al tacto.

      Fallo bolver de golpe el golpe.
No ensillaremos jamás el toroso Vaveo
de egoísmo y de aquel ludir mortal
de sábana,
desque la mujer esta
                    ¡cuánto pesa de general!

      Y hembra es el alma de la ausente.
Y hembra es el alma mía.

 

No se puede dejar de observar los detalles de juego con el lenguaje: “Vusco volvvver”, “todo avía verdad”, “enveto”, “Fallo bolver de golpe”, “toroso Vaveo”, “ludir mortal”,  “desque la mujer”…etc.

En principio hay una distorsión por efecto de la repetición de letras, y de la transgresión ortográfica, la repetición de la “v”, como símbolo del triángulo femenino, la reposición del deseo aumentando en la repetición.

La connotación sexual en: “Sus dos hojas anchas, su válvula”, que hace referencia al órgano femenino, precedido con “Vusco volvvver de golpe el golpe”, como realizando el acto sexual:   “que se abre en suculenta recepción”,  dan cuenta de una relación en la que la grafía contamina el relato en el énfasis de la pronunciación,

En “todo avía verdad”, todavía (aún), o avía (Alistar, aprestar, arreglar, componer) , y la repetición de la letra “v”, reforzando la presteza del deseo. Avía es una palabra interesante en este contexto, en el lenguaje coloquial, también se traduce puede considerar como es despacha, apresura y aviva la ejecución de lo que se está haciendo, entre otras connotaciones, según lo que se interprete de la situación que describe el poema.

En la línea: “enveto bolivarianas fragosidades”, se interpreta en base a la biografía de Vallejo al que se le conoció el profundo amor por su amante, Otilia Villafañe, limeña, pero también tuvo una amante de igual nombre, en Trujillo. La palabra “enveto”, no existe escrita de ese modo, pero “en veto”, su forma fonética, es como si el recuerdo del otro amor empañara el actual, o por lo menos en el recuerdo ha crecido empañando o compitiendo con el otro.

No es mi intención desmenuzar el poema completo, ya que es empresa imposible, lo que queda en la atmósfera poética es una relación sexual,  melancolía y una sensación de grandiosidad en la expresión poética que no conforme con las palabras del lenguaje, toma la grafía y la reinterpreta, reúsa y abusa del poder de la expresión, de una manera provocativa y evocativa.

Leer a Cesar Vallejo es sin duda una experiencia determinante, un viaje sin vuelta al descubrimiento del lenguaje con un volumen de varias dimensiones en el que el sentido elude y alude a diversos universos interpretativos, para ello ex profeso enuncia en la forma la ruptura con las formas imperantes de su época, proponiendo una renovación compleja en el uso de la transgresión gramatical, relaciones léxicas y fonéticas, con lo que prácticamente introduce el factor de interpretación del lector.

No en vano se habla de un “lenguaje trílcico”.

Son poemas en los que se cae sin red, de fuertes características herméticas en el que hay que detenerse cuidadosamente para encontrar lo que tiene para revelarnos.

Lo primero que hay que asumir es que en esta propuesta el poeta ha tratado de evitar toda relación con un referente, el análisis de los críticos se relaciona entonces con la biografía del autor, y la época histórica en la que la poesía presenta su genealogía, en donde lo distinguible es la reducción del lenguaje a favor de su esencia.

La ruptura con toda referencia literaria o imitación y liberación de la rima o la métrica, se agita en emociones humanas, imágenes del subconsciente, recuerdos, opiniones, tal vez del sinsentido, casi una descripción de las grandes cuestiones de la vida, el amor, el dolor, la infancia, y fracasos o penas personales y hasta relatos de su estadía en la cárcel.

Con este trabajo poético único, Vallejo se coloca a la altura de ese gran mago, James Joyce, con su relato Ulysses (1922) , y su redoblada apuesta Finnegans Wake (1931), como los grandes revolucionarios del lenguaje.

El presente artículo sólo intenta colocar en la perspectiva de la actual poesía, aquellos textos que no parecen encontrar referentes reconocibles y/o que parecen propuestas en una órbita de vanguardia, siendo que existen amplios conceptos en la apertura de la palabra hacia una forma de voz poética que no siempre es directa por encima de su significado.

Para insistir degustando los poemas de Vallejo, el XI, bellísimo poema de amor.

 

XI

He encontrado a una niña
en la calle, y me ha abrazado.
Equis, disertada, quien la halló y la halle,
no la va a recordar.

      Esta niña es mi prima. Hoy, al tocarle
el talle, mis manos han entrado en su edad
como en par de mal rebocados sepulcros.
Y por la misma desolación marchóse,
                   delta al sol tenebloso,
                   trina entre los dos.

                   “Me he casado”,
me dice. Cuando lo que hicimos de niños
en casa de la tía difunta.
                   Se ha casado.
                   Se ha casado.

      Tardes años latitudinales,
qué verdaderas ganas nos ha dado
de jugar a los toros, a las yuntas,
pero todo de engaños, de candor, como fue.

 

 

 

 

Ana Abregú.

www.metaliteratura.com.ar

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Este obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.

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