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27 En realidad nunca crecemos. Sólo aprendemos a comportarnos en público.Bryan White   por   Rafa*
 
 
AnaAbregu 4/24/2011 | 4:22:53 PM  
 
Ricardo Piglia en la Feria del Libro 2011
Controvertido desde sus comienzos el 37 avo encuentro entre el escritor y lector.
Tags:
  feria del libro 2011   Piglia   obra de piglia   la literatura actual   Borges   la influencia de Borges en Piglia   literatura latinoamericana   Ricardo Piglia
 
El aspecto que dió mejor impresión de entrada es que no hubo ningún evento en la sala antes de la convocatoria a la charla con Piglia, de manera que los participantes pudimos acomodarnos con tiempo, cómodamente, en una sala amplia, en la que no tuvimos que estar empujándonos para encontrar espacio y escuchar a Piglia.
La charla comenzó puntal, otro aspecto positivo y sin presentación, tal como lo anunció el coordinador del encuentro Pablo Gianera, haciendo hincapié en que Piglia no necesita presentación, con lo cual acuerdo, la sala, en un clic, pareció meterse en el mundo de Piglia, a pesar de las molestias de los ruidos externos que siempre estuvieron varios decibeles por encima de la voz de los participantes.
Lejos de molestarse, Piglia con la mejor de las predisposiciones,  gritaba prácticamente sobre el micrófono, sin dejar que eso interrumpiera la ilación de su conversación.
Porque fue así de ameno: una conversación; primero con el coordinador, luego con el público.
En general, me impresionó que mientras el coordinador intentaba enfocarse en la obra de Piglia, él se corría a un lado y terminaba hablando de Borges, mostrando su admiración y en una especie de justificación de su propia obra, a la que su modestia no le permitía darle importancia.
En principio, ante la pregunta sobre su proyecto artístico como escritor desde sus comienzos, Piglia indicó que en la época en que él decidió ser escritor, habías dos modelos muy definidos a imitar: el borgiano, con poco prestigio, casi invisible, que representaba en el sentir de los escritores jóvenes una especie de literatura extraña, refiriéndose a que Borges no fue comprendido tempranamente, y la literatura de Arlt, que tenía un camino considerado opuesto, que hablaba de y como las personas que se parecían más al común de la gente, Arlt, entendía el espacio donde desarrollaba su obra y lo utilizaba; aunque hoy podemos decir que Borges hacía lo mismo, de otra manera, en su época no se entendía así.
Piglia indicó, que los jóvenes como él, intentaban ir por el medio de esas dos tendencias, no elegir a uno u otro, sino incorporar los dos a su propia escritura, y que había gente como él, de su generación, intentando lo mismo, tener un sello propio.
No fue posible soslayar el tema del premio Nobel, con una idea interesante sobre por qué un Nobel como el de Varga Llosa, y por qué no el de Borges.
Ya se sabe que siempre se ha dicho que Borges no recibió el Nobel, debido a un desafortunado comentario ambiguo que hizo cuando recibía un premio, en ese entonces bajo la dictadura de Pinochet, que pudo dar lugar a suponer que apoyaba dicha dictadura;  personalmente siempre creí, que solo por el hecho de haber asistido a recibir el premio había sido rechazado, sin importar lo dicho, ya que creo que los encargados de seleccionar el Nobel conocían muy bien la ironía que Borges solía desplegar; Piglia comentó algo que pareció más sensato, en su opinión, la obra de Borges y mismo como escritor, no entraba dentro del molde usual de ese premio, y en eso involucró al actual controvertido Nobel, esa monumentalidad de obra, dentro de un molde preestablecido a los que los de la Academia están acostumbrados a premiar, Vargas Llosa es uno de esos escritores que entran en ese molde, hizo todo lo necesario para ello, mientras que la obra de Borges era de otro estilo, rompía, precisamente con ese molde, se negaba él mismo a colocarse en un panteón de ese tipo de escritores, mientras que ponderaba a Chesterton, Faulkner, definía su obra como más cercana a Kipling o escritores de un orbe inferior.
Piglia recordó que la obra de Borges, frente a las de los otros escritores compitiendo por el Nobel, era mínima en cantidad.
Hoy sabemos lo monumental de la obra de Borges, pero entonces era más controvertida; recordó que Borges había recibido entonces sólo dos premios importantes, y ambos compartido, lo cual era un indicador que de en el ámbito flotaba la idea de que su obra no alcanzaba ni siquiera para ser premiado él solo.
Muy interesante anécdota personal apareció, cuando contó con cierta vergüenza que a los 19 años en ocasión de trasladar a Borges hacia una conferencia en La Plata, se atrevió a indicarle a Borges que le parecía que el cuento de La forma de espada, tenía un final excesivo, para los poco memoriosos, en ese texto, el narrador dice al final: “Yo he denunciado al hombre que me amparó: yo soy Vincent Moon. Ahora desprécieme”; que es como nos enteramos que el propio Moon es un cobarde que vendió a su amigo, por su propia seguridad, pese a que el hecho de tener una cicatriz en la cara, producto de la cimitarra, ya predenunciaba ese hecho. Piglia pensó que había como dos finales y esa última frase estaba de más, luego de reconocer que con los años sentiría mucha vergüenza del hecho, dio cuenta de que la anécdota, le enseñó una lección, Borges, de forma muy natural le dijo: Caramba, usted es aspirante a escritor.
Lo que Piglia quiso señalar es que Borges percibió en su comentario, la forma de lectura que tienen los escritores: el constructivo, señaló con ello la diferencia entre una lectura de un lector común y uno que aspira a escritor, al segundo le interesan los aspectos constructivos, el hecho de cómo funcionan los procesos, las estrategias de escritura.
No dejó de señalar que los procesos constructivos del propio Borges fueron tomados en cuenta más tarde, en la actualizad, y que entonces era un escritor que escribía de manera extraña para el tipo de literatura circulante.
Luego, refiriéndose a su propia obra, indicó que está en proceso de escribir cuentos, como una forma en la que usualmente trabaja, cuando termina una novela como Blanco Nocturno, tiene ganas de hacer cuentos y está en ello.
Adelantó que su próxima obra, constará de 8 cuentos, a los cuales dice haber terminado y dos novelas cortas, una casi terminada y la otra en proceso, que se incluirá en el mismo libro.
Fue interesante le pregunta de uno de los participantes en referencia a aquella visión que siempre ha trasmitido Piglia sobre las dos historias que debe tener un cuento, la visible y la oculta, no se dejó de recordar que la idea proviene de un cuento de Chejov, en donde alguien gana en un casino, mucho dinero, sale de él y se suicida, y que ahí está la segunda historia: por qué se suicida.
Piglia confesó que uno de los textos que prepara para su próximo libro tiene que ver con eso, e hizo el adelanto que está pensando en cuál es la segunda historia que hace tan interesante que ocurra un suicidio a pesar de la ganancia. Aspecto llamativo porque minutos antes de la conversación había confesado que prefería no adelantar nada sobre la obra en curso.
Estoy segura de dejarme cosas importantes afuera, el auditorio y yo misma estaba silencioso como en reverencia, pues todos los conceptos vertidos fueron muy interesantes y recorrieron ideas y revelaciones sobre varios escritores, no sólo sobre Borges y Arlt, y fue como una instantánea sobre el momento literario que se vive.
Me pareció una presencia importante en la feria, sino la única.
Fue una pena que exactamente a continuación de la charla de Piglia se diera una con Margó Glanz, a quien me hubiera encantado escuchar, pero en una sala completamente alejada y no se tuvo tiempo de llegar.
Eso me pareció un error de organización, si se va a traer a dos grandes escritores, colocarlos en horarios en los que se pudiera asistir a ambos, al menos hubiera sido una cortesía con el público interesado.
Respecto a la feria en general, tengo una opinión negativa, respecto a años anteriores, pero eso quizás lo comente en otro post.
Mientras, el encuentro con Piglia fue muy enriquecedor, a pesar de haberlo escuchado muchas veces, esta vez, contó anécdotas personales, de su juventud, de la juventud de aquellos con quienes compartía el transcurso de convertirse en escritor  y su horizonte, nada menos que escritores como Juan José Saer, o Juan Carlos Onetti.
Ojalá se repita el encuentro.
Licencia Creative Commons
Este obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.
 

Ana Abregú.

www.metaliteratura.com.ar

 

 

 

 

 
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